Fiestas de la Cruz

Fiestas de la Cruz

El día tres de mayo es el día de la Cruz. Un día en el que todos los caravaqueños veneramos a nuestra Santísima reliquia y asistimos con alegría al Templete para contemplar el rito de la bendición de las aguas, acto central del día que aglutina a numerosos fieles, no solo de Caravaca, si no del mundo entero. La fuerza y el galopar de los caballos deja paso a la marcialidad y el colorido de los desfiles de moros y cristianos.

Estos son los actos del día 3 de mayo, un día cargado de actividades para todos los públicos.

Desfile Infantil

La fiesta en Caravaca tiene su parte con los más pequeños en varios momentos y la mañana del 3 de mayo es uno de ellos. Se celebra en la Gran Vía, la gran arteria de la ciudad, el desfile infantil. Un acto no tan antiguo como el resto de tradiciones pero que pretende dar protagonismo a la cantera que un día será la representación adulta de la fiesta. En el desfile participan los Bandos: moro y cristiano desfilando.

Sorprende ver como los niños, tan pequeños, ya copian las maneras de los mayores, desfilando al son de la musica con las espadas en alto. Las niñas incluso se atreven a realizar pequeños movimientos de coreografía como lo hacen las mujeres el día 4. Algunos padres acompañan incluso a sus retoños en brazos o en silletas de paseo, pues la cantera caravaqueña empieza a muy temprana edad, algunos no cuentan ni con un año de vida.

Caravaca sin lugar a dudas puede estar contenta con la cantera festera, pues sabemos que con generaciones así la fiesta y las tradiciones estarán aseguradas durante muchos años. No debemos olvidar que aunque sean niños realizan sus actos con la solemnidad propia de los adultos.

El Desfile Infantil se celebra a las 12 del mediodía en la Avenida de la Gran Vía.

Las tribunas durante este desfile son totalmente gratuitas, por lo que puedes disfrutar del paso de los niños desfilando donde encuentres sitio.

Procesión del Baño

Dicen los que participan en ella que la procesión del baño es probablemente la más hermosa debido al entorno en el que se realiza. La procesión comienza con el desfile del bando moro, aún vencedores tras la batalla de la tarde del día 2. Cabe destacar en este punto que el Bando Moro siempre desfila de mayor a menor antigüedad, siendo las kábilas más antiguas (los Abul Khatar) los que desfilan en primer lugar. A continuación desfilan las huestes cristianas, preparados para la batalla que se avecina. Al contrario que el Bando Moro, el Bando Cristiano desfila de menor a mayor antigüedad, siendo los grupos más antiguos (los Templarios) los que desfilan en último lugar. Tras los dos bandos, dos hileras de fieles, el carro de Santa Elena y finalmente la compañía de los Armaos custodiando a la Cruz en su carro procesional.

El desfile procesional avanza desde el Salvador con paso tranquilo hasta el Templete, atravesando calles de gran importancia en Caravaca como Mayrena o Gregorio Javier y descendiendo por la Cuesta de la Cruz. El marco es único, por una de las principales entradas a la ciudad, junto al Templete, por la mítica cuesta de la Cruz, junto a la casa en la que vivió San Juan de la Cruz, descienden moros y cristianos dispuestos a guerrear. Los unos para mantener su control en la Villa de Caravaca, los otros para tratar de arrebatar de las manos del moro la noble ciudad.

Ambos bandos se posicionan en la plaza del Templete, porque aún muchas cosas faltan por acontecer esta tarde del 3 de mayo. Desciende la cuesta Santa Elena y, en lo alto, por encima de todos los caravaqueños que esperan ansiosos en el Templete, aparece la Cruz. Allí queda, observando a todos los fieles y testigo del gran espectáculo que va a acontecer.

Comienza desde la Plaza del Arco a las 17h. y el desfile procesional avanza por las calles del casco antiguo Calle Pocico, Calle Gregorio Javier, Calle Alfonso Zamora, Calle Mayrena, Cuesta de la Cruz y Templete.

Este desfile procesional es digno de ver en cualquier calle, sin embargo el mayor esplendor es en la bajada de la Cuesta de la Cruz o junto al Templete, en su parte final.

El Parlamento

Las tropas se posicionan en torno a sus soberanos, guardando las distancias y observando, con mirada cauta y recelosa, al adversario de enfrente. Junto a la Capilla del Baño, llamada por el vulgo “Templete”, y bajo la esplendorosa luz de la Santa Reliquia de la Cruz de Caravaca, el monarca cristiano Fernando III se encara con el reyezuelo musulmán Abu-Ceyt; ambos dispuestos en su montura, con sus fieles consortes a la diestra y cientos de hombres dispuestos a derramar su sangre por ellos. El Rey cristiano inspira, se encomienda silenciosamente a la Cruz y se dirige a Abu-Ceyt:

“Cita te dí, y a la cita acudiste presuroso…”

Don Fernando III, haciendo honor a su sobrenombre “El Santo”, trata de buscar la paz con el belicoso Abu-Ceyt, hablándole de los horrores del conflicto:

“(…) esos tiernos pajarillos que trinan en la enramada, y esas fuentes cristalinas en do se miran los cielos, (…) ruinas quedarán mañana de la destructora guerra…”

Abu-Ceyt, lejos de acobardarse, responde de forma bravucona y desoye las palabras de Don Fernando:

“(…) ¿crees que mi ánimo se aterra? Termina ya tu sermón.”

El paciente Rey no se deja arrastrar por los impulsos guerreros de su némesis, y trata de establecer lazos de hermandad con Abu-Ceyt, apelar a su humanidad, su honor, e inspirarle devoción hacia la Santísima Cruz. Pero el Moro impío y cruel arroja escarnio y desprecio hacia el Signo de Cristo, sin medir sus palabras y cargándolas de ponzoñosa provocación:

“Y esa Cruz tan altanera, falsa, engañosa y mentida, la mirarás convertida en asta de mi bandera. (…) la quemo… y tu Dios divino, que la saque de la hoguera.”

Don Fernando es llamado El Santo, pero sigue siendo hombre mortal. Las palabras del cacique musulmán hieren su alma y su orgullo piadoso. El impío hereje acaba de quemar su última oportunidad de armisticio, y el monarca así se lo hace saber:

“Ya para ti no hay perdón (…) ¡Guerra a muerte, miserable!”

Abu-Ceyt, otrora confiado, ahora se ve sobrepasado por la justa ira del rey Fernando y trata de pedir más tiempo de reflexión…pero el Cristiano ya perdió la santa paciencia y grita “¡Guerra!”, al tiempo que se encomienda a la Cruz:

“Cruz bendita, Cruz gloriosa (…) llega de mi ayuda en pos, llega radiante de gloria y preside la victoria de los hijos de tu Dios.”

Ambos monarcas, ya sin otra alternativa, se declaran la guerra, jalean a sus ejércitos, e intercambian los primeros mandobles. El público presente aplaude, los dos monarcas se abrazan y saludan. Se ha completado un año más, en 3 de Mayo por la tarde, otro épico Parlamento, que vio la luz en 1883 del puño y letra de José Ortega Martínez, y que más de 100 años después sigue inflamando la pasión de los caravaqueños que se congregan en el Templete para ser testigos de otro glorioso Parlamento entre los reyes Moro y Cristiano.

Aproximadamente a las 20h. da comienzo el Parlamento. Para que se realice es necesario que hayan llegado todos los grupos moros y cristianos al Templete y la Cruz permanezca en su custodia en lo alto de la Cuesta de la Cruz.

Si vas con tiempo podrás ver este espectáculo en primera línea. Pero debes tener cuidado con los disparos de los moros y los caballos, permanece atento.

Simulacro de Combate

Las negociaciones, rotas. La diplomacia, defenestrada. Fernando III el Santo no puede soportar más escarnios hacia la Santísima Cruz por parte del hereje y lenguaraz Abu-Ceyt, cruel cacique de las tierras de Caravaca. El buen Rey cristiano iluminó al Moro con buenas palabras y buena Fe, con único ánimo de detener la guerra y caminar juntos hacia la Cruz de doble brazo, pero no recibió de aquel sino burlas y escupidos desprecios.

Al atardecer de un 3 de Mayo, cualquier salida pacífica del conflicto es enterrada; y bajo la atenta mirada de la Reliquia, junto a la Capilla del Baño, los dos soberanos se declaran odio y guerra y se aprestan al choque. Mazas, espadas, alfanjes, trabucos y ballestas serán el único lenguaje que hablen los dos ejércitos durante ésta puesta de Sol. Y comienza. Los batallones forman, embisten, gritan y caen. La Fe mueve a los cristianos; el miedo, a los moros. No se repetirá el fatídico resultado de la tarde anterior; ésta vez los cristianos derrotarán a los sarracenos, pues les protege y guía la Santísima y Vera Cruz. ¿Quién no se sentiría alborozado ante éste espectáculo, previo al Baño de la reliquia, de las Fiestas de Caravaca?

Tras el Parlamento, aproximadamente 10 minutos después, comienza la batalla en el mismo espacio donde Rey Cristiano y Sultán Moro no encontraron acuerdo.

Si eres sensible a los ruidos fuertes cuidado porque en este combate los moros lo dan todo descargando su pólvora y suena mucho. Así que en tal caso mantente alejado.

Baño de la Cruz

Es el ritual más antiguo de todos cuantos se realizan en las Fiestas de Mayo, con una antiguedad de más de 600 años y el que dio origen a las actuales fiestas. Acto central de todos los actos y probablemente el más multitudinario. Comienza con la bajada del Carro de la Cruz que, antes del parlamento y la batalla quedó en lo alto de la Cuesta de la Cruz, observadora del pueblo de Caravaca.

A su llegada al Templete, la Cruz es portada por el Vicário Episcopal de la zona e introducida en el monumento, donde es sumergida en las aguas en cada uno de los cinco arcos que componen el bañadero. Bendiciendo así todas las aguas de la ciudad. El gentío se agolpa para recoger un poco de este agua bendita o simplemente lavar sus manos.

Es un acto cargado de simbolísmo y tradición. Gentes venidas desde los más recónditos lugares de España desean ver a la Patrona sumergida en el agua y tocar esas aguas benditas. Probablemente el acto que más fé despierta entre los fieles de la Cruz de Caravaca. Tras el baño, la Reliquia vuelve a su carro para continuar con el desfile procesional.

Tras el Parlamento y la Batalla desciende la custodia de la Cruz para el Baño. Suele ser aproximadamente media hora después del Parlamento. Hacia las 21h.

La gente se agolpa cuando bañan la Cruz, no empujes, no te lances al agua, respeta siempre. Es mejor esperar a que pase el tumulto.

Desfile procesional por la noche

El gentío y el alboroto se van calmando. La Reliquia vuelve en procesión a la Parroquia del Salvador, donde estará hasta el 5 de mayo. Esta vez la Santísima Cruz procesiona en primer lugar custodiada siempre por la Compañía de Armaos. A continuación desfilan los bandos moro y cristiano, acompañando por las principales calles de la ciudad a la Cruz: Corredera, Maruja Garrido y Gran Vía, para volver por la Plaza del Arco a la Parroquia.

Este desfile procesional es una pequeña muestra de lo que nos espera el próximo día 4. Cabe destacar que la mayoría de grupos tienen distintos trajes para cada día, siendo los trajes del día 2 más sencillos, los del día 3 con un aspecto más orientado a la batalla y los del día 4 más ceremoniales o completos. Así que merece la pena disfrutar de cada desfile, pues cambian los colores e incluso las coreografías de las féminas. Es digno de ver cada momento de esta fiesta.

A partir de las 21:30h. parte desde el Templete y avanza por Maruja Garrido, Gran Vía, para llegar hasta la Plaza del Arco.

Puedes ver este desfile cómodamente en las tribunas de la Gran Vía adquiriendo tu entrada aquí: https://entradas.caravacaenfiestas.com/